Desde el comienzo de las civilizaciones humanas, en donde el uso de ropa se convirtió en algo común, las personas se vieron en la necesidad de buscar cuál era la mejor forma de lavarla.
En aquella época la forma generalmente empleada consistía en el lavado de las prendas a las cuestas de los ríos con un lavado manual. Siglos después, la Revolución Industrial llegó, y bajo la promesa de modernizar la actividad laboral, modificó radicalmente la vida de las personas, hasta entonces conocida.
Pero no fue el caso de la actividad de la lavandería que quedaba reducida a personas, en su mayoría mujeres llamadas “lavanderas” que lo hacían manualmente. Esta situación contrastaba notablemente con la sofisticación de la industria textil que aún no contaba con un método eficiente para lavar sus productos.
Los incipientes inventos de lavadoras mecánicas fueron insuficientes y las lavanderas continuaron siendo las protagonistas de este momento histórico. La proliferación de telas más baratas incrementó su consumo y lavar en los hogares, al menos una vez a la semana fue necesario. En ocasiones, las personas con mayor capacidad económica contrataban a dichas lavanderas para que trabajaran en sus hogares.
Cuando la red eléctrica comenzó a establecerse en todo EEUU, la gran oleada de chinos trajo consigo las primeras lavanderías manuales.
Las lavanderías a mano comerciales alcanzaron su punto máximo a finales de los años 20´s y su declive se observó gracias a la expansión de las redes eléctricas y la reducción de los costos que las nuevas lavadoras mecanizadas producían.
Antes de 1940 más del 50% de los hogares en Estados Unidos con electricidad contaban con una lavadora. Con el desarrollo de los suburbios estadounidenses las máquinas de lavado se comercializaron aceleradamente a las amas de casa.
Esa nueva estrategia incentivó la creación de lavanderías operadas por monedas, con la finalidad de aminorar la brecha salarial entre aquellos que podían comprar su lavadora personal y los q no.
De este modo, surgen las primeras lavanderías modernas en el mundo y con ellas una nueva forma de negocio, que atrajo a millones de personas en los Estados Unidos.
Este modelo exitoso se terminaría replicando en cientos de países para darle una solución eficaz a las necesidades de lavado casero e industrial. Con la entrada del siglo XXI, la acentuación de los procesos de la globalización y la transición de la producción en masa a actividades laborales flexibles, han surgido cientas de empresas de lavado casero e industrial que se ajustan a las necesidades de sus clientes y la innovación de sus métodos para estar siempre listos a resolver los retos de la época.
¿Cuál será el siguiente paso para la industria de la lavandería?